26 de abril de 2015

UNA RECLAMACIÓN A LA VIDA

La vida es como un viaje. Es el viaje.

Desde que empieza hasta que acaba, primero lo aprendes todo y luego empiezas a olvidarlo.

 

Nunca estás preparado. Siempre hay algo que, sí pudieras, lo cambiarías. Y tampoco así sería lo que esperabas.

Lo tienes planificado. Crees que sigues un plan. Que quieres lo que crees que quieres y lo vas a conseguir.

 

Pero todo va cambiando. Sobre todo tu vas cambiando.

¿Qué hago con el camino recorrido si ya no quiero seguirlo?

Y con lo que he ido acumulando, los tesoros convertidos en lastres, ¿qué hago?

 

No quiero seguir...y no sé abandonar.

 

En el folleto decía que seria un viaje lleno de sorpresas agradables, de sol, de risas. No había sitio para los fallos.

Llueve, no tengo paraguas, paso frío. Se me escapó el tren...me bajé en la estación equivocada. No hay nadie esperándome. Ni siquiera sé dónde estoy.

 

Ahora sé que decido sin garantías, sin derecho a devolución.

Querría escribir una carta con todas mis quejas. Que me atendieran en alguna ventanilla y cursaran mi reclamación.

 

Quiero dejar claro que, de haberlo sabido, no hubiera contratado este viaje sin guía, sin manual de instrucciones, sin seguro de nada pero que prometía la felicidad.

 

 

Propongo informar:

 

 

AVISO

 

camino no señalizado

se desconoce el final

no hay garantía de satisfacción.

 

 

 

 

 

 

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