8 de marzo de 2015

MI DIETA NO FUNCIONA.

Hay momentos en que la dieta deja de funcionar (????).

Por muy clara, explicada y pactada que esté la dieta, puede pasar (a menudo) que el paciente la incumpla.

A veces por intercambios incorrectos. Otras por pequeños deslices de los que luego no se acuerda.

Si, a pesar de eso, hay pérdida de peso, pues todos contentos.


 

 

El problema es cuando el peso se estanca, o incluso hay aumento. Entonces empieza el interrogatorio:

 

M: has roto la dieta?

 

PACIENTE: no…hago lo que me dijiste…

 

M: algún medicamento? estreñimiento?

 

PACIENTE: no…bueno…me cuesta un poco ir al lavabo.

 

M: no justifica que lleves 3 semanas sin perder peso. Vamos a repasar, empezando por el desayuno.

 

PACIENTE: lo que me pusiste…bueno…algún día he cambiado el bocadillo por galletas, pero eran integrales.

 

M: vaya…mides el aceite?

 

PACIENTE: no, pero pongo muy poco. Hago así…

 

M: te sobran dos vueltas!! Y seguro que lo haces con la aceitera de la cocina. Te dije que lo midieras: dos cucharadas al día.

 

PACIENTE: al principio lo media, pero luego lo hacía a ojo. Ahora que me acuerdo, me regalaron una caja de bombones…y he ido comiendo. Y la cena, que la he cambiado un poco porque me aburría…no hago tanto ejercicio y...

 

M: no sigas. Ya es suficiente!!

 
 

Cuando esto sucede, a parte de recordarle la dieta correcta, una estrategia que ayuda al cumplimiento de la misma es el REGISTRO DIETÉTICO.

Consiste en que el paciente apunte todo lo que come durante el día.

La propuesta es: si quieres comerte algo, hay que apuntarlo. Y de paso, apunta el ejercicio y si tomas algún medicamento.

 

 

 

Os puedo asegurar que el primer sorprendido es el propio paciente. Descubres dónde están los errores y la dieta vuelve a funcionar…la mayoría de las veces.

Si no es así, es el momento de hacer cambios en el tratamiento dietético.

 

 

 

 

 

 

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