5 de septiembre de 2016

¿POR QUÉ FRACASAN TODAS LAS DIETAS?



La mayoría de personas con sobrepeso se pasan la vida haciendo dietas. Perdiendo peso que luego recuperan.

Después de 30 años de experiencia puedo decir que prácticamente ningún paciente mantiene el peso perdido.
Eso lleva a la cuestión del título: ¿Por qué fracasan las dietas?

El principal error está en el PLANTEAMIENTO y en el CONCEPTO: tenemos que hablar de HÁBITOS y de SALUD.
¿Cuánto tienen que durar los buenos hábitos? ¡Toda la vida!
¿Qué conseguimos con ellos? Salud, prevención de enfermedades. Y, por supuesto, la pérdida de peso tan deseada por la persona que acude a nuestra consulta.

En el papel y en el discurso parece obvio...pero el paciente sigue pensando en KILOS.
Y las dietas siguen fracasando.


La primera visita es fundamental para plantear el tratamiento global:

1- Olvidar el peso ideal y hablar de PESO RAZONABLE. Hay que quitarle al paciente la angustia de no poder llegar al peso que marcan las fórmulas y tablas.

2- Identificar los MALOS HÁBITOS. Esto se hace hablando y escuhando. Cuándo como, por qué como, con quién como, cómo como...hay que verbalizar estas situaciones. Que dejen de ser 'mecanicas' e inconscientes. La tristeza, el aburrimiento, la ansiedad, incluso la compañía, no deben acabar comiendo cuando no se debe y lo que no conviene.

3- Proponer el REGISTRO de comidas como método de trabajo y revisarlo en cada visita. Más allá del menú, hay que incluir el horario y la sensación que ha producido (distensión abdominal desproporcionada, acidez, flatulencias).

4- Plantear CAMBIOS ASUMIBLES y de manera progresiva, como etapas o metas intermedias. Conseguirlas refuerza la confianza y el seguimiento. Dejar que el paciente te proponga cambios, de esta manera se involucra en el tratamiento. La COMPLICIDAD es fundamental para conseguir los objetivos.

5- Antes de proponer cambios, conocer los horarios y los gustos. Los tratamientos son PERSONALIZADOS. A tener en cuenta tipo de trabajo, turnos laborales, lugar donde se come, tiempo del que se dispone para cada comida, quién cocina y, por supuesto, preferencias gastronómicas.
Cuanto más pactado esté el tratamiento, más fácil será seguirlo.
La dieta más perfecta desde el punto de vista nutricional fracasará si no se adapta a las circunstancias del paciente.

6- Introducir nociones básicas y comprensibles sobre dietética y metabolismo, para que el paciente tenga información y formación. Serán sus herramientas de trabajo para el resto de su vida. No basta con 'Haz lo que te digo'. Las dietas muy restrictivas, monótonas y que sólo cuentan calorías tienen EFECTO REBOTE seguro.

7- Ayudar a elaborar la lista de la compra, los alimentos básicos que no deben faltar y cómo cocinar de manera más ligera y saludable.

8- Por supuesto, el EJERCICIO moderado y regular es fundamental para el tratamiento. La clave está en la regularidad más que en la intensidad. Todo tiene que ser asumible.

9- Enseñar a 'descifrar' ETIQUETAS de los alimentos elaborados y descubrir ingredientes ocultos como el azúcar. No sólo importan las calorías, queremos saber de dónde proceden.

10- Insistir en introducir y reintroducir alimentos de toda la vida, frescos, de temporada y de proximidad siempre que se pueda. Y cocinar, aunque sea de manera sencilla y rápida. Aunque estemos en la era de 'todo se compra hecho' , con el reclamo de 'casero, artesano y natural'.


A pesar de qu el paciente siga pensando en KILOS, si viene a nuestra consulta debemos hacer el trabajo bien, como método y para diferenciarnos. Para darle un valor al tratamiento. Porque dietas, lo que es dietas, las hay a miles. Y con todas se pierde peso. No recuperarlo ya es otro tema, el que nos ocupa.

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